El eje China-Pacífico

 Un puerto en Portugal, el de Sines. Una ruta de tren a Madrid. Un gasoducto en Kazajistán. Una urbanización en Malasia. Una exposición artística en Dunhuang, en el oeste de China. Todos son proyectos integrados en la Nueva Ruta de la Seda, la ambiciosa red china de infraestructuras repartida por los cinco continentes que puede costar hasta un billón de dólares. Un plan estratégico de ramificaciones geopolíticas y económicas, criticado por algunos como un instrumento para dominar el mundo y alabado por otros como un plan Marshall del siglo XXI que ayudará a desarrollar regiones olvidadas. Y al que China asigna una importancia vital; tanta, que desde el año pasado la ha incluido en la Constitución del Partido Comunista.

Para China, los beneficios del plan son claros: ampliar vías hacia el oeste le permite desarrollar sus regiones occidentales, más empobrecidas; estimula sus sectores industriales en momentos en los que su economía entra en una etapa de menor crecimiento; abre mercados para sus productos; facilita que otros países adopten sus estándares tecnológicos, por ejemplo en telefonía 5G; y, en general, expande su presencia e influencia internacional.

Para los países beneficiarios, las ventajas son también obvias. Asia necesitará cerca de 1,7 billones de dólares (1,5 billones de euros) en inversiones en infraestructuras hasta 2030 para mantener su crecimiento, según el Banco Asiático de Desarrollo. Y las inversiones de China llegan sin preguntas sobre derechos humanos o la naturaleza del Gobierno en el poder. Obviamente, a nivel económico y de desarrollo, resulta muy interesante obtener estas macro-inversiones procedentes de China, pero habrá que preguntarse que contrapartida obtendrán a cambio. ¿De algún modo está China comprando la autonomía de los estados a través de la billetera? ¿Qué os parece todo esto? Os leo.

Comentarios

  1. En primer lugar, gracias por aportar esta información de un evento geopolítico de tan vital importancia como es la nueva Ruta de la Seda. En mi opinión, técnicamente pueda ser paralelo a lo que los EE UU han estado haciendo a lo largo del siglo XX. Pero a pesar de esto, creo que existe la clara diferencia de que el sistema que imponía con este nuevo colonialismo la potencia yankee, con sus mases y sus menos, en calidad de DD HH es obviamente preferible a la dura dictadura china. Por tanto, creo que claramente, con lo que has expuesto, se ve que políticos de democracias plenamente maduradas parecen olvidarse del duro camino que se ha transitado hasta nuestras posiciones políticas actuales y no dudan en traicionar este bagaje democrático y libre por unas cuantas millonadas. Una situación preocupante sin duda.

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